
En los últimos años, ha habido una creciente necesidad de que los diseñadores dividan las colecciones en contemporáneas y atemporales, también para no degradar completamente las creaciones durante los inevitables periodos de rebajas. ¿Y cómo culpar a esta necesidad cada vez más rampante? Al fin y al cabo, una chaqueta de Yohji Yamamoto comprada en los años 80 sigue considerándose moderna y actual hoy en día, ¿y cómo no iba a serlo? Por eso la vanguardia se define como tal y por eso sus líneas se han separado cada vez más entre "estacionales" e "icónicas" (continuas). Por supuesto, por estilo, telas, colores y tipos específicos de productos, estos últimos artículos pueden definirse como "continuos" y no podrían ser de otra manera, considerando además la practicidad que estas prendas, en muchos casos, representan. Dedicado a un público que mira más a estas características que, más bien, a la estacionalidad que puede tener una prenda de colección, en estos otros productos los tejidos son más experimentales, los modelos más extremos, tienen un evidente rastro de creatividad más atribuible a una temporada específica, a un período específico, las "continuas" no tienen estas características, no tienen tiempo, pero están íntimamente ligadas a su diseñador quien ineludiblemente les dio forma y estilo. Casi siempre son modelos que han marcado las colecciones anteriores y se han convertido en iconos de formas, iconos de imágenes para los que uno puede saber fácilmente a qué estilista pertenecen. En complementos, esta propuesta comercial comenzó muchos años antes, definida en su mayoría por marcas de alta gama que habían invertido en sus modelos más importantes, presentándolos temporada tras temporada siempre iguales en cuanto a formas y características.